miércoles, 19 de octubre de 2011

Cómo saber quién te ha rayado el coche


¿Cuántas veces has llegado a montarte en tu coche y has comprobado con disgusto cómo otro conductor descuidado te ha dado un golpe y no se ha molestado en dejar ni tan siquiera una nota? Ya sean grandes abolladuras o pequeños golpes, siempre es una contrariedad descubrir la falta de civismo de algunos automovilistas y todavía resulta más fastidioso cuando el coche es nuevo o lo acabas de pintar.


Lo mismo le pasaba a Victor Lortz, un ingeniero que decidió poner fin a la impunidad en los golpes leves de aparcamiento. Para ello, Lortz diseñó un sistema de vigilancia que se activa con cualquier pequeño impacto e, incluso, es capaz de enviar imágenes en vivo a tu teléfono móvil. Su empeño parece haber captado ampliamente el favor del público, ya que al presentarlo en una conferencia sobre tecnología, los asistentes empezaron a aplaudir solo con la mera mención de la idea.

Vigilancia constante
Lortz lo tenía fácil, ya que desarrolla su labor profesional en la empresa tecnológica Intel, famosa por sus procesadores para PCs. Junto con un equipo de profesionales, Lortz instaló un sistema de circuitos Intel en un Infiniti EX35, lo conectó con el sistema de cámaras a bordo, así como con la alarma del vehículo, y lo programó para enviar información a un teléfono móvil.

El objetivo final de todo este equipamiento es detectar cualquier impacto en el vehículo. Cuando esto sucede, las cámaras empiezan a grabar, alertan al infractor de que su acto ha sido registrado y, si cuenta con suficiente ancho de banda, comienza a enviar las imágenes al teléfono programado.

Múltiples aplicaciones
La utilidad de este sistema es obvia a primera vista, y es que con lograr que los conductores paguen la reparación de los golpes, el sistema se amortizaría en un corto espacio de tiempo. No obstante, el ingeniero de Intel explica que la tecnología presenta un gran potencial para otros usos. Las marcas podrían estar interesadas en instalarlo para comprobar la fiabilidad real de sus vehículos a lo largo de varios años de uso, mientras que las compañías de seguros lo podrían emplear para comprobar los hábitos de conducción de sus asegurados o para discernir de quién ha sido la culpabilidad real en un accidente.

Lo que está claro es que la tecnología necesita de un buen ajuste para que las alarmas no salten cada vez que alguien se apoye en el coche. También será necesaria una gran capacidad de seguridad, para mantener los datos cifrados durante la transmisión de los mismos.

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